Dentro de las alergias alimentarias, encontramos de muchos tipos. En la clase de hoy tratamos las más comunes:
- Alergia a la proteína de la leche de vaca.
- Alergia al huevo.
- Alergia al marisco.
- Alergia a las leguminosas.
- Alergia LTP.
- Alergias a los frutos secos.
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Alergia a la proteína de la leche de vaca
La alergia a la proteína de la leche de vaca (PLV) puede aparecer en cualquier persona, pero casi la totalidad son niños lactantes, menores del año de edad. Las alergias no se tienen desde el nacimiento, sino que se van desarrollando poco a poco, sin ser capaces de dar síntomas, hasta que alcanzan un nivel a partir del cual ya desencadenan síntomas. La leche que toman los bebés se obtiene casi totalmente de la leche de vaca. Esta leche sufre algunas modificaciones, se le quitan algunos componentes y se les añaden otros, para hacerla parecida a la leche materna, pero las proteínas son las mismas que en la leche de vaca normal.
Concepto
Las proteínas de leche de vaca se encuentran entre los primeros antígenos con los que el niño tiene contacto, habitualmente es el primer antígeno no homólogo que el niño recibe en cantidades importantes. La alergia a proteínas de leche de vaca (APLV) es la patología por alergia alimentaria más común en el niño pequeño, pero es infrecuente en los adultos. La alergia alimentaria a la leche de vaca presenta una amplia variedad de síntomas clínicos, debido a que las respuestas inmunológicas a las proteínas de leche de vaca pueden ser mediadas por inmunoglobulina E (IgE) y no mediadas por IgE.
Epidemiologia
La APLV afecta a un 2% de los niños menores de cuatro años de edad y constituye la alergia alimentaria más frecuente en el lactante y el niño pequeño. En estudios efectuados en nuestro país, la APLV corresponde a la cuarta parte de los niños afectos de alguna alergia alimentaria, y ocupa el tercer lugar como causa de alergia alimentaria después del huevo y el pescado.
Patogenia
La leche de vaca contiene más de 40 proteínas, todas ellas pueden actuar como antígenos en la especie humana. La leche de vaca contiene caseínas y seroproteínas e inmunoglobulinas bovinas, la BLG es una proteína que no existe en la especie humana y se encuentra en la leche materna en cantidades de microgramos debido a los lácteos ingeridos por la madre, estas mínimas cantidades son las causantes de que sea la proteína a la cual se encuentran mayor número de sensibilizaciones en el primer momento; la proporción de caseínas/seroproteínas es aproximadamente de 80/20 en la leche de vaca, proporción que se modifica artificialmente para conseguir las fórmulas adaptadas para la alimentación del lactante; la cocción modifica la alergenicidad de las seroproteínas especialmente de la BLG, esto puede explicar la mejor tolerancia de la leche extensamente calentada (por ejemplo, leche en productos horneados); el yogur también se tolera mejor por los individuos sensibilizados únicamente a seroproteínas, debido al fermentado y acidificado de la leche, que disminuye la cantidad de seroproteína intacta.
Clínica
La clínica debida a APLV aparece habitualmente durante el primer año de la vida al iniciar la lactancia artificial en la mayoría de los niños, es excepcional que se inicie durante el segundo año de vida, generalmente después de un periodo más o menos prolongado de lactancia materna. Los pacientes afectos de APLV pueden presentar un amplio abanico de reacciones tanto mediadas como no mediadas por IgE.
En las reacciones mediadas por IgE, la clínica aparece entre minutos y dos horas tras la toma de leche de vaca, casi siempre antes de transcurrida una hora. La intensidad de las reacciones varía desde leve a reacciones que pueden comprometer la vida del niño como la anafilaxia. Los síntomas clínicos pueden afectar a piel, orofaringe, tracto respiratorio superior e inferior, sistema gastrointestinal y síntomas cardiovasculares. La gran mayoría de niños (75-92%) presentan más de un síntoma.
Los síntomas dermatológicos agudos (eritema, urticaria y angioedema) constituyen el cuadro clínico más frecuente. Habitualmente se inicia con eritema y/o urticaria peribucales pudiendo generalizarse posteriormente. Con cierta frecuencia, hallamos lactantes con APLV cuya primera e incluso única manifestación es el rechazo intenso a las tomas de biberón de leche de vaca. Las manifestaciones gastrointestinales agudas, vómitos y diarrea, pueden presentarse solas, pero en el 30% de los casos se asocian a otras manifestaciones clínicas. Los vómitos constituyen una manifestación frecuente de alergia IgE mediada, pero es excepcional que una sensibilización de tipo inmediato llegue a causar cuadros de diarrea prolongada, en algún caso la alergia de tipo inmediato puede seguir a un cuadro de diarrea aguda.
Los síntomas respiratorios consisten en rinoconjuntivitis, sibilancias recurrentes, estridor y tos, son excepcionales como síntomas aislados en la edad de lactante, aunque sí se encuentran acompañando a manifestaciones sistémicas. La clínica de anafilaxia es más frecuente en el periodo de lactante que en otras edades.
Diagnóstico
Para el diagnóstico clínico es esencial elaborar una anamnesis detallada con referencia a la presencia de antecedentes familiares y/o personales de atopia; el tipo de alimentación recibida, materna, artificial, presencia de biberones esporádicos; la edad al comienzo de los síntomas; el tiempo transcurrido entre la ingesta de leche y la aparición de los síntomas; el tipo de síntomas y si han existido factores precipitantes. La anamnesis debe completarse con una exploración física detallada y, si existen síntomas digestivos, búsqueda de signos de malabsorción y/o malnutrición. La búsqueda de IgE específica frente a proteínas de leche de vaca completa y sus fracciones proteicas se realiza en un intento de encontrar subgrupos de pacientes con unas características diferenciales.
Las pruebas cutáneas se realizan habitualmente mediante técnica de prick test, deben efectuarse con una técnica correcta y con extractos estandarizados. La rentabilidad clínica de la determinación de IgE específica sérica en el diagnóstico de la alergia inmediata a proteínas de leche de vaca es similar a la de las pruebas cutáneas. En pacientes con dermografismo o dermatitis atópica a los cuales no es posible efectuar pruebas cutáneas, es imprescindible realizar la determinación de IgE específica para su diagnóstico. Valores superiores a 2,5 KUI/l de IgE específica tienen un valor predictivo positivo de un 90%, por lo que puede obviarse la prueba de provocación.
Las dietas de eliminación se pueden utilizar en pacientes con síntomas crónicos y pruebas cutáneas o IgE específica positivas; si el paciente no ha mejorado después de dos semanas de dieta estricta de exclusión de proteínas de leche de vaca, es poco probable que la APLV sea la causa de sus síntomas; si tras la dieta de exclusión mejora claramente, se debe realizar una prueba de provocación.
Tratamiento
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