¿Qué es la hipertensión?
Hipertensión, presión alta o tensión alta son algunos de los nombres que recibe la presión arterial elevada. La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. Esta es una de las patologías asociadas y por lo tanto una de las consecuencias del exceso de peso, es decir del sobrepeso y la obesidad.
Antes de ver el tratamiento dietético de la hipertensión veamos que valores la diagnostican:
Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número superior se denomina presión arterial sistólica. El número inferior se llama presión arterial diastólica:
- Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es 120/80 mm Hg (inferior a estos valores seria hipotensión).
- Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando la presión arterial es de 140/90 mm Hg o mayor.
- Si los valores de su presión arterial son de 120/80 o más, pero no alcanzan 140/90, esto se denomina prehipertensión.
En la mayoría de casos se desconoce que uno padece hipertensión por eso es importante que si tu tienes sobrepeso te midas a menuda la tensión, para ello basta con acudir a tu farmacia más cercana y solicitarlo.
Tratamiento dietético y factores modificables
Para tratar la hipertensión de forma natural, mediante la alimentación debe seguirse una dieta cardiosaludable, baja en sodio y rica en potasio y fibra, principalmente. Además debe combinarse con un estilo de vida saludable; practicar actividad física diaria, no beber alcohol, no fumar…
Profundicemos en este tratamiento:
- Debes seguir una dieta cardiosaludable:
- Reducir el consumo de sodio en los adultos a menos de 2 g/día lo que equivale a 5 g/día de sal (recomendaciones de la OMS). Además de la sal de mesa, debemos controlar los alimentos que son ricos en sodio y por lo tanto reducir su consumo: la leche, la nata, los huevos, la carne y los mariscos. También se encuentra en cantidades mucho mayores en los alimentos procesados, como panes, galletas saladas, carnes procesadas como el tocino y aperitivos como los pretzels, las bolitas de queso y las palomitas de maíz, así como en condimentos como la salsa de soja, la salsa de pescado y los cubitos o pastillas de caldo.
- Eliminar el consumo de grasas saturadas, tras y hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas (identificables leyendo el etiquetado nutricional) presentes sobretodo en la proteína animal grasa, la bollería industrial, los embutidos, las mantequillas, leches y natas enteras…
- Aumentar el consumo de fibra presente en los alimentos y cereales integrales, las frutas y verduras, las legumbres y los frutos secos.
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio: legumbres, patata, verduras y hortalizas (espinacas, acelgas, coles de Bruselas), frutas desecadas y frutos secos, aguacate y plátano. También hay sustitutos de la sal que son ricos en potasio. (Puede estar contraindicado para las personas que tienen problemas renales o quienes toman ciertos medicamentos).
- Limitar el consumo de alimentos procesados y precocinados, ricos en grasas de baja calidad y sal.
- En resumen y una vez más, basar la alimentación en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales de grano entero.
- Tomar mucha agua.
- Hacer ejercicio con regularidad, al menos 30 minutos de ejercicio aeróbico por día.
- Si fumas, dejar de hacerlo.
- No beber alcohol.
- Reducir el estrés. Trata de evitar factores que te causen estrés y prueba con meditación o yoga para desestresarte.
- Mantener un peso corporal saludable.
Algunos datos importantes sobre la hipertensión
La hipertensión arterial es una patología que sufre el 42,6% de la población española, si bien el 37,4% está sin diagnosticar, según el estudio Di@bet.es publicado en Revista Española de Cardiología (REC).
Se estima que en 2008 murieron 17,3 millones de personas afectadas por enfermedades cardiovasculares, lo que representa el 30% de todas las muertes registradas en el mundo. La hipertensión es un factor de riesgo importante de las enfermedades cardiovasculares, en especial de los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que hacen referencia a las causas de mortalidad de 2015, las enfermedades hipertensivas han doblado el número de fallecimientos en la última década. «Mientras que en 2005 la hipertensión provocaba 6.661 fallecimientos, en 2015 ya es la causante de 12.674«, informa el Dr. Carlos Macaya, presidente de la FEC y avisa, «recordemos además que la hipertensión es factor de riesgo de otras enfermedades cardiovasculares como el infarto y el ictus, por lo que seguramente es causante de muchas más defunciones«.
La hipertensión arterial supone una mayor resistencia para el corazón a la hora de ejercer presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre a los órganos del cuerpo. Por tanto, el corazón aumenta su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo, lo que puede desembocar en insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias. La hipertensión también propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). Por ello, es fundamental mantener los niveles de HTA bien controlados, manteniendo los niveles de máximos de presión arterial sistólica (máxima) entre 120-129 mmHg, y las de diastólica (mínima) entre 80 y 84 mmHg.
Así que ya sabes, dale la importancia que tiene a la hipertensión y empieza a tratarla, bajando peso, cambiando tu estilo de vida y tu alimentación. Sabes que siempre puedes contar con mi ayuda.