Los desayunos infantiles

¿Qué hay de cierto en todo lo que se dice sobre los desayunos infantiles? Después del boom con los garbanzos, os traigo la verdad sobre los desayunos.


desayunos infantiles

Si algo nos preocupa como madres (entre tantas otras muchas cosas) es la alimentación de nuestros hijos, empezando por los desayunos infantiles, y no es para menos, viendo la sobrealimentación y sobretodo malnutrición con la que convivimos a día de hoy.

Es importante antes de seguir, dejar claro que no debemos preocuparnos por ese niño que “no come” o “como poco”, sino por aquel que come mucho o se alimenta mal, principalmente porque el problema de la sociedad actual es el sobrepeso y la obesidad, y no la inanición.

Así pues, si tu hijo es de comer poco, pero tiene un peso saludable, de lo único que te tienes que preocupar es la calidad de su alimentación. Si por el contrario tu hijo es de comer mucho, pero además tiene sobrepeso y se alimenta mal, debes prestar atención.

Es hasta los tres años aproximadamente, aunque sobretodo en los dos primeros, cuando se educa el paladar. Sí, has leído bien, el paladar se educa. Y por lo tanto la alimentación del pequeño va a estar condicionada en su edad adulta, dependiendo de lo que coma en su infancia. Para ello, es muy recomendable practicar BLW, es una de sus múltiples ventajas.

¿Cómo educar correctamente el paladar de tu hijo?

Tan sencillo como inculcando unos buenos hábitos alimentarios. Basando su alimentación en alimentos, y cuidando la calidad de sus ingestas.

Sobre todo, la del desayuno. Es ahí donde la mayoría de niños (en realidad de padres) cometen el error. Estoy convencida (y de hecho es así) que si preguntáis a 10 personas sobre un desayuno, mínimo la mitad de ellos os nombren cualquier pieza de bollería (si, las galletas son bollería), bocadillos de panes industrializados con embutidos o cereales -erróneamente llamados del desayuno- junto al clásico vaso de leche y cacao soluble, como opción saludable de desayuno infantil.

Y eso, entre muchas otras cosas, es la causante de que actualmente haya comunidades con más de un 42% de niños con problemas asociados a su peso corporal.

¿Cómo deber ser el desayuno?

A pesar de lo que se ha creído, el desayuno no es la comida más importante del día y por lo tanto no debemos obligar (ni en el desayuno ni en ningún otro momento) a los niños a desayunar.

Si vuestro hijo se levanta sin apetito, o bien le despertáis antes o bien le ponéis almuerzos más completos, pero nunca, coaccionar, chantajear, castigar, premiar ni por supuesto obligar a un niño a comer. En referencia a cuál es el desayuno ideal, dejadme deciros que no existe. Así es el desayuno ideal no existe, es una mentira de la industria para colarnos sus productos ultraprocesados cargados de azúcares, harinas refinadas y grasas de baja calidad, no veáis si ha funcionado. No obstante, sí que existe el desayuno saludable.

Opciones de desayuno saludable

alimentosNo tiene mucho secreto. Basta con darles de desayunar alimentos, da igual cuáles mientras sean alimentos naturales: frutas, verduras, hortalizas, frutos secos, panes integrales, cereales integrales y sin azúcar como la avena, hasta unos garbanzos ;P.

Siempre que la oferta sea saludable y no haya opción de elegir productos ultraprocesados, como comentaba antes, tipo bollería, los mal llamados «cereales del desayuno» (tipos comerciales de caja rectangular y colores llamativos), galletas, pastelitos, zumos, postres lácteos… no habrá problema. No obstante os dejo algunas sugerencias para que vayáis probando.

Todas ellas son algunas de las opciones que yo le ofrezco al mayor de mis hijos (el de 2 años, el otro sigue con LME):

  1. Pan integral (sea en bocadillo o tostadas) con tomate y aceite de oliva, con patés vegetales (hummus, guacamole suave, babaganoush…), con una tortilla o huevo revuelto o si no con alguna crema de cacao elaborada en casa añadiendo cacao puro soluble sin azúcar a triturados de plátano o dátiles y avellanas, o aguacate + leche (pero para esto último necesito sacar tiempo para cocinarlo así que no suele ser muy común).
  2. Fruta, cualquiera, siempre picada porque le gusta más. A veces tipo macedonia pero sin el zumo.
  3. Yogur natural sin azúcar ni edulcorantes, a veces con avena, a veces sin. A veces con fruta, a veces sin. A veces con frutos secos en polvo, a veces sin.  
  4. Galletas caseras de avena y plátano. Esto es, de nuevo, más cuando saco tiempo para cocinar.
  5. Cereales inflados de trigo, espelta o cualquier cereal integral sin azúcar.
  6. Tortitas o crepes hechas en casa con harinas integrales de diferentes cereales.

Y cualquiera de estas opciones acompañadas con un vaso de leche o agua.

¿Y si mi hijo ya está malacostumbrado?

No te alarmes, no será el primero ni el último. Si los adultos podemos reeducar al paladar un niño también. Bastará con que le hagas una disminución de todos los productos procesados a la vez que haces una introducción de los alimentos saludables.

Por ejemplo, si está acostumbrado a desayunar un bocadillo de pan de molde con embutido, primero cámbiale ese embutido por paté vegetal (hummus, guacamole…) y después el pan de molde por integral. El objetivo final es que se alimente solo con alimentos, pero la adaptación no es fácil y además es lenta, por lo que deberemos hacerla paulatinamente. Paso a paso. Es una cuestión de voluntad y adaptación. Cuando vea que en casa ya no hay esos productos, no los volverá a pedir. También (según la edad) puedes explicarle el por qué.

María Merino Fernandez, nutricionista
María Merino Fernández
Diplomada en Nutrición y Dietética por la Universitat de Barcelona, Máster en Nutrición y Metabolismo por la Universitat Rovira i Virgili y Curso de extensión universitaria en Nutrición deportiva por la Universitat de Barcelona.

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