Hay muchas maneras de clasificar los alimentos, una de ellas es por su absorción, si son de absorción rápida o lenta.
Son de absorción lenta aquellos alimentos ricos en fibra, grasas o hidratos complejos, como las legumbres, cereales integrales o los frutos secos. Que son ideales para la pérdida de peso porque nos mantienen saciados más tiempo, igual que lo son para controlar la ansiedad o para aquellas personas que no pueden comer de forma frecuente. Por el contrario, no son adecuados en patologías digestivas como el reflujo gastroesofágico, la hernia de hiato o la extirpación de la vesícula biliar.
Por el contrario, los de absorción rápida son aquellos líquidos, con azúcares simples añadidos o libres y bajos en fibra, como los zumos y demás bebidas azucaradas, los hidratos refinados como el pan, arroz o pasta blanca y los dulces y bollería. Estos no nos sacian y nos proporcionan azúcar al cuerpo rápidamente, algo que puede ser útil en algunos casos, como al inicio o final de una maratón, por ejemplo.