Todos sabemos que las vacaciones de verano son un periodo difícil para mantener los hábitos porque tenemos más horas de luz, hace calor, apetecen helados y refrescos, salimos a la playa y la piscina, tenemos tiempo libre para quedar con amigos…. pero eso no significa que debamos olvidarnos de ellos.

Lo importante del verano es ser flexibles sin olvidarnos de cuidarnos. Ser consciente de que no vamos a poder mantener nuestras rutinas (básicamente porque hay cambios en el horario, hay periodo laboral vacacional…) pero que podemos adaptarnos a ellas sin olvidarlas.

En mi caso, he estado una semana en una casa en el monte de Huesca y allí he aprovechado para hacer excursiones, salir a correr, conocer rincones… también para cocinar más y para descansar. Esa semana fue fácil. Cierto es que al volver tuve un par de semanas más y ya la cosa se complicó.

Aunque tuve el gimnasio disponible, había más planes de salir con lo que había más ingestas fuera de casa y aunque eligiera lo más saludable posible, nunca será como comer lo que uno se cocina.

Ahora ya me he reincorporado al trabajo, volvemos a la rutina y con ella vuelven mis hábitos de alimentación con batch cooking, de madrugar para hacer ejercicio y de un descanso óptimo para esos madrugones.