Todos tenemos como referencia principal en la pérdida de peso, el valor de nuestro peso, ese número que refleja la báscula. Y el peso no es indicativo de salud, lo que sí lo es, es la composición corporal. Por este motivo es importante trabajar el concepto del peso: qué es para ti el peso, que importancia le das, a qué lo asocias, cuántas veces te pesas al día o semana, cómo te sientes frente a la báscula, qué piensas después de pesarte, tanto si subes como si bajas de peso…

A la vez, también debemos encontrar otros parámetros que nos ayuden a evaluar nuestro progreso y cambios, como puede ser por ejemplo el uniforme del trabajo. Cada uno debe encontrar los suyos: ese pantalón del año anterior, la energía al final del día, la calidad del descanso, las digestiones/salud digestiva, el tránsito intestinal…

De esta manera entenderás que el peso no refleja la salud y podrás evaluar tus progresos sin necesidad de subirte a la báscula.