Tipos de grasa hay muchos, pero podemos diferenciar claramente entre dos:
– La grasa visceral: es esa grasa interna, que envuelve los órganos y que esta debajo de la pared muscular.
– La grasa superficial: es esa «chicha» que podemos agarrar en nuestro abdomen, brazos, espalda…
La primera tiene un impacto más incidente en nuestra salud, sobretodo en la salud cardiovascular, ya que una grasa visceral por encima de 12 aumenta el riesgo de accidentes cardiovasculares.
Además esta grasa es más difícil de eliminar: cuesta más esfuerzo y tiempo. Del mismo modo, también es una grasa que se acumula con los años, y de ahí esa dificultad. El causante principal de esta acumulación es todo alimento/ingrediente inflamatorio, principalmente: azúcar, harinas blancas, grasas hidrogenadas y/o trans y alcohol. Por lo tanto, para reducir este tipo de grasa, además de perder peso debemos eliminar de nuestra alimentación esos alimentos.
La segunda, la superficial, es la que causa sobrepeso y obesidad. La OMS define el sobrepeso y la obesidad como «una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud». El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Aunque este no distingue entre grasa y músculo.
La causa principal del cúmulo de esta grasa es una mala alimentación y el sedentarismo, por lo que para perder esa grasa deberemos cambiar nuestros hábitos de vida: comer de forma saludable y practicar ejercicio de forma regular.
